¿Adónde fueron los poemas que su autor tiró a la papelera,
adónde los imperfectos, los burdos, los profanos?
¿Esperan en el limbo su salvación o acaso han muerto ya
en el más bajo de los infiernos,
perdidos ya, inalcanzables para siempre,
para lo efímero como para lo eterno?
¿Qué suerte de salvación esperan esos poemas,
los que faltaban de música o de ritmo,
a los que el pie les fallaba,
los de muy refinada ejecución pero pobres por su audacia,
los satánicos, los herméticos, los ilegibles,
pura música o música pura?
¿A quién le ha sido dada la maldición del abrazo de la papelera,
el beso del fuego eterno, el único, el que no cesa,
el que consume los poemas que jamás serán leídos,
los bebés nacidos muertos,
los cadáveres de sí mismos, los de macabro nacimiento;
los deformes, los idiotas, los horribles, los abominables;
qué de ellos y de su vasta progenie?
Temo que continúen convirtiéndose en ceniza perpetuamente,
que nada les redima o impida su destino reciclado:
un televisor, un recipiente, un mechero, serán su suerte más previsible.
Hay un misterio incontrovertible:
un misterio que no admite solución lógica.
Lo dijo Lorca: Todas las cosas tienen su misterio,
y la poesía es el misterio que tienen todas las cosas.
Ese misterio, siempre lo he creído,
nace en la infancia y queda anclado en la adolescencia.
Porque, de niños, todos hacemos preguntas embarazosas
a nuestros padres y amigos;
de dónde vienen los niños, de dónde los sueños;
qué es dios, adónde se fue el amor.
Cuando niño, yo sólo hacía una pregunta, siempre la misma:
¿de donde vienen los poemas?
La respuesta también era siempre la misma:
yo no sé de dónde vienen los poemas, pero están todos, juntos, ahí, en la papelera.
https://www.youtube.com/watch?v=A1XRq_81aaY
ResponderEliminarMuy apropiada la canción. Gracias, no la conocía!
Eliminarbesos ;)